miércoles, 29 de junio de 2011

LA DESPEDIDA (J. W. Goethe, alemán)

¡Deja que adiós te diga con los ojos,
ya que a decirlo niéganse mis labios
¡La despedida es una cosa seria
aun para un hombre, como yo, templado!
Triste en el trance se nos hace, incluso
del amor la más dulce y tierna prueba;
frío se me antoja el beso de tu boca
floja tu mano, que la mía estrecha.

¡La caricia más leve, en otro tiempo
furtiva y volandera, me encantaba!
Era algo así cual la precoz violeta,
que en marzo en los jardines arrancaba.
Ya no más cortaré fragantes rosas
para con ellas coronar tu frente.
Paquita es primavera, pero otoño
para mí, por desgracia, será siempre.

lunes, 27 de junio de 2011

TE DIGO ADIÓS (José Ángel Buesa, cubano)

Te digo adiós y, acaso, te quiero todavía,
no puedo olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste, no sé si te quería,
o tal vez nos quisimos, demasiado, los dos.

Ese cariño nuestro apasionado y loco,
me lo metí en el alma, para quererte a ti.
No sé si te amé mucho, no sé si te amé poco,
pero sé que nunca volveré a amar así.

Te digo adiós y, acaso, con esta despedida
mis mejores sueños mueren dentro de mí.
Pero te digo adiós, para toda la vida
aunque toda la vida siga pensando en ti.

viernes, 17 de junio de 2011

LA PROXIMIDAD DEL AMOR (Henry Van Dyke, norteamericano)

Pienso en ti, cuando los rayos dorados
Del sol brillan sobre el mar;
Y cuando las olas reflejan los pálidos
Ecos de la luna, pienso en ti.

Veo tu forma, cuando en la distante mañana
Se elevan suaves nubes de polvo;
En la noche profunda, sobre las rutas de la montaña,
Yo veo tus ojos.

Te escucho, cuando las mareas del océano retornan
Y se regocijan en sonoros bramidos;
En el páramo solitario, en la quietud anhelo,
Y escucho tu voz.

Me detengo contigo, aunque tú eres lejanía
Tu sombra habita cerca.
Crepúsculo, la noche abre su puerta,
Amada, te necesito, siempre, eterna

lunes, 13 de junio de 2011

LA MUERTE DEL HÉROE (Ricardo Jaimes Freyre, boliviano)

Aún se estremece y se yergue y amenaza con su espada
cubre el pecho destrozado su rojo y mellado escudo
hunde en la sombra infinita su mirada
y en sus labios expirantes cesa el canto heroico y rudo.

Los dos Cuervos silenciosos ven de lejos su agonía
y al guerrero las sombras alas tienden
y la noche de sus alas, a los ojos del guerrero, resplandece como el día
y hacia el pálido horizonte reposado vuelo emprenden.

jueves, 9 de junio de 2011

EL POEMA INACABABLE (Ciro Alegría, peruano)

Como el pulso en mi mano estás en mí,
como este movimiento en mi mano que ondula y mi aptitud
de ver en la mirada.

Mas te oigo con la yema de mis dedos,
y mi cuerpo es lo bronco en el dúo arterial de nuestros cuerpos.

Yo dejé mi pasado entre cactus y cerros magueyes de angustia
y ahora estoy aquí- rendido- igual que un animal extraño.

¿Y tú? Si pudiera decirlo yo diría que vienes
como pulpa de noche, agitada por raras convulsiones eléctricas.

Y ahora, ambos a dos, aquí, en la palma de Dios
o solamente en la
quiromántica palma de la Vida.

Ambos a dos, aquí, abrochados de angustia por espacios ignotos
donde en el fondo, acaso, están llorando niños.

Ya no contamos nada. Ni siquiera alegrias ni lágrimas.
Es una queja alegre ésta del "da y toma" de las mayores ansias.

Yo voy a ti, pirata.
Y ven tú a mí, saquéame!...
...hasta la fiebre y el cansancio y la desesperación y
la caída.
Naufragamos en islas de soledad.
Perdidos, sordos y yertos al clamor lejano,
estiramos los brazos vanamente, tratando de encontrarnos...